Sociedades abiertas

El término de sociedades abiertas fue utilizado por primera vez por el filósofo y escritor Henri Bergson para referirse a las sociedades que tenían gobiernos tolerantes, abiertos a las inquietudes de todos los ciudadanos. Hoy día la denominación de sociedades abiertas y sociedades cerradas se utiliza para referirse también a otros aspectos de la vida de los ciudadanos, aunque quizás ambos términos habría que manejarlos con cierto relativismo, o, mejor aún, como tendencias, por cuanto que ni las sociedades ni las personas pueden considerarse como totalmente abiertas ni totalmente cerradas.

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Conciencia y mielina

Cuando Penrose y Hameroff publicaron su teoría recibieron muchas críticas provenientes de la comunidad científica. Entre ellas las más contundentes fueron las que dijeron que el cerebro es demasiado húmedo, cálido y ruidoso para que en su seno se pudieran generar fenómenos que siguieran las leyes de la física cuántica, razones tan evidentes que podían entender incluso los estudiantes de los primeros cursos de universidad.

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Sartre 1/2

Aunque poco citado actualmente en los ámbitos académicos, Sartre es sin duda el filósofo más importante del existencialismo francés. Su filosofía es una defensa absoluta de la libertad. Para él el ser humano es radicalmente libre, lo que le valió fuertes críticas y le creó algunos problemas. En El Reino Unido se prohibió la representación de su obra “A puerta cerrada”; la Unión Soviética prohibió la representación de “Las manos sucias”; El Papa Pío XII colocó toda su obra en el “Índice de Obras Prohibidas”; el filósofo Gabriel Marcel dijo de él que corrompía a la juventud, acusación por la que Sócrates fue condenado a muerte; y por las calles de París se celebraron algunas manifestaciones en las que se gritaba “fusilen a Sartre”, por su oposición a la guerra de Argelia. Pero no todo fueron disgustos: Sartre fue galardonado con el premio Nobel, que él rechazó, y a su entierro asistieron más de cincuenta mil personas.

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Penrose-Hameroff

Todo el mundo admite hoy día que los procesos mentales no son computables, lo cual quiere decir que el cerebro humano, sea o no cuántico, no se puede reproducir en un ordenador. Los ordenadores pueden aprender y se pueden programar para una operación concreta pero no pueden llegar a la complejidad de mi cerebro cuando pienso. Cuando una persona piensa, tiene de forma simultánea en su cerebro datos, razonamientos, intuiciones, gráficos, simulaciones, escenarios, dudas, sensibilidades, percepciones, notas, resultados e, incluso, está recibiendo desde el exterior mucha información sensorial ajena al tema de sus pensamientos. Además, tendrá un determinado estado de ánimo, que hasta puede cambiar mientras piensa, que no se puede recrear en un ordenador.

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¿Cerebro cuántico?

Durante años el hombre se ha preguntado qué es y de dónde emerge la conciencia, el lugar donde tienen lugar nuestros pensamientos, donde residen nuestro sentido moral o nuestra capacidad para debatir sobre política, literatura o cualquier otra cosa. Aunque no tenemos una respuesta, en algo estamos todos de acuerdo: la conciencia es algo inmaterial y está soportada por los procesos cerebrales, que son materiales y tienen su fundamento en el funcionamiento de los casi cien mil millones de neuronas que tenemos cada uno de nosotros.

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Rousseau y la desigualdad

Aunque parece que cada día hay más gente en el mundo que vive suficientemente bien, también es cierto que las desigualdades entre los hombres aún son enormes. En su discurso sobre la desigualdad, esto ya se lo planteó Rousseau en el siglo dieciocho tratando de analizar sus causas por medio de un análisis histórico, partiendo de la base de que en los inicios de la humanidad estas desigualdades no existían.

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