
Hannah Arendt considera que la vida activa, la vida humana comprometida en hacer algo, se compone de tres actividades, a las que denomina labor, trabajo y acción. Mediante la labor sacamos adelante todas las tareas relacionadas con nuestra supervivencia más elemental, derivadas de nuestros procesos biológicos y ciclos vitales. Mediante el trabajo hacemos objetos y cosas artificiales que incorporamos al mundo que nos rodea y que con frecuencia nos sobreviven durante años. Mediante nuestras acciones mostramos nuestra capacidad para actuar, para empezar o hacer algo nuevo. Estas tres actividades condicionan la vida del hombre. Todos vivimos condicionados por lo que hacemos, aunque las condiciones de la vida humana ni nos condicionan absolutamente ni pueden explicar lo que somos.
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