Más sobre el ser

Parménides es el filósofo más importante de todos los presocráticos. Nacido en Elea, vivió entre los siglos VI y V y con él la filosofía adquirió el rigor y el método que todavía conserva. Parménides se dio cuenta de que las cosas las percibimos de distinta manera cuando lo hacemos a través de los sentidos o a través de la razón. Por los primeros vemos las cosas como grandes o pequeñas, feas o bonitas o rojas o azules, atributos cambiantes que las definen en un momento determinado.

Sin embargo, a través de la razón vemos que en todas las cosas hay algo en común, que consiste en que antes de ser grandes o pequeñas, feas o bonitas o rojas o azules son, y que ese ser de las cosas es una cualidad real de todas ellas. Y para diferenciarlas de las otras, a las cosas vistas por la razón como portadoras de este atributo que es el ser las llamó entes. Y tras analizar todo esto nos dice que aunque las cosas puedan estar cerca o lejos de nosotros, los entes siempre están presentes ante el pensamiento humano; que el ser es uno y envuelve a todas las cosas; que al contrario que los atributos cambiantes de las cosas el ente es inmóvil; que el ente lo llena todo sin vacíos, pues si hubiera algo fuera del ente no sería o sería ente; y que el ser es ingénito e imperecedero, pues lo contrario sería un no ser y eso es imposible.

Para Hegel (1770-1831), cuando al final de la fenomenología del espíritu llegamos al saber absoluto que es el filosofar, la filosofía comienza con el ser, del que dice que es lo inmediato indeterminado. Al contrario de la esencia, que es lo que hace posible que una cosa sea lo que es, el ser está libre de toda determinación. Del ser no podemos decir que es esto o lo otro o que está aquí o allá, sino simplemente que es. Pero como no tiene ninguna determinación, si tratamos de pensar en el ser no podemos intuir nada, por lo que cuando pienso en el ser lo que pienso es la nada, y me quedo en el puro pensar. Pero la nada tampoco puede permanecer en sí misma y te devuelve al ser, por lo que tras saltar del ser a la nada volvemos a saltar de la nada al ser. Esto es el devenir. Así, en el clásico proceso dialéctico hegeliano, el ser y la nada se excluyen mutuamente pero se conservan elevándose a un estado superior que es el devenir. Para Hegel, la naturaleza, que es un momento del absoluto donde todo encuentra su fundamento, tiene un modo de ser que la define como ser para otro, un estar ahí, siendo lo otro en oposición a la conciencia. En cambio, el espíritu, que es la entrada en sí misma de la conciencia, es decir, mismidad, tiene un modo de ser al que Hegel llama ser para sí. Finalmente el absoluto, fundamento de todo lo demás, que solo puede existir deviniendo, es el ser puro al que Hegel llama ser en sí y para sí.

Sartre (1905-1980) también nos habla del ser-en-sí, del ser-para-sí y de la nada, y como ya lo hemos tratado, nos remitimos a los artículos publicados, Sartre 1/2 y Sartre 2/2, y pasamos a ver lo que sobre el ser nos dice Heidegger, del que también hemos hablado, pero de forma más dispersa.

Heidegger (1889-1976) es el filósofo del ser, pues busca el ser en todo lo que toca. Diferencia entre el ser del  hombre y el del mundo poque el hombre es el único ser de todo cuanto existe que se pregunta por el sentido del ser y por los modos de ser, y, en consecuencia, es algo diferente a todo lo demás. Para Heidegger ente es todo, no solo nosotros y las cosas que nos rodean sino también lo que hablamos o la manera de comportarnos, pues el ser se encuentra en el hecho de que algo es y en el hecho de ser de una determinada manera. Cuando habla del ser del hombre lo hace refiriéndose, no al hombre de la calle, sino a algo más profundo: al fenómeno humano en cuanto a su existir, al que denomina Dasein. Heidegger entiende que el ser del Dasein no es algo que esté ahí delante de nosotros, sino que es algo que nos acontece, y eso que nos acontece es tener-que-ser nosotros mismos. Yo estoy obligado a ser yo todos los días de mi vida y no puedo eludir esa responsabilidad. Por eso, el modo de ser del Dasein es su existir, su existir estando en el mundo rodeado de otros Dasein y de todas las cosas que lo componen. Pero también, el ser de las cosas es algo que les acontece, y lo que les acontece a las cosas es que están relacionadas-entre- sí, estar-en-respectividad, integradas en conjuntos a los cuales pertenecen, siendo el modo de ser de las cosas el estar-a-la mano para el Dasein con distintos grados de disponibilidad.

Creo que la vida auténtica de la que hemos hablado varias veces y la vida contemplativa que nos descubrió Aristóteles, solo son posible si estan impregnadas de cierto sentido ontológico.

Cabecera: Fragmento del poema de Parménides

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