
En su Ética a Nicómaco, Aristóteles nos enseña cómo se puede adquirir y practicar la virtud. Así lo explica en uno de sus párrafos más conocidos: “Aprenderemos una habilidad haciendo repetidamente el producto que queremos hacer cuando la hayamos aprendido. Seremos constructores construyendo y arpistas tocando el arpa, de la misma manera que llegaremos a ser justos haciendo acciones que sean justas, moderados haciendo acciones moderadas y valientes haciendo acciones valientes”.
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