
Ya hemos repetido varias veces que, según nos explicó Kant, percibimos el mundo a través de las formas a priori de nuestra sensibilidad, que son el espacio y el tiempo, y a través de la formas a prioiri del entendimiento que son nuestras categorías, y que, por lo tanto, desconocemos cómo son las cosas en sí mismas, cómo es el mundo en su propia realidad. También nos dijo que la metafísica tradicional era imposible porque no nos permitía experimentar con sus conceptos fundamentales como Dios o la inmortalidad.
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